sábado, 22 de marzo de 2014

Evanescencia


Volver al sol, volver al mar, volver
a la razón del viento desbocado;
volver al fin al labio demudado,
a la lengua que aspira a florecer.

Saber que sí, saber que está, saber
que es cierto el beso presto y despiadado,
el resplandor salobre inesperado,
el gozo hambriento pronto a perecer.

Abandonar la contumaz locura,
que el  piélago desmaya al sol poniente
brindándole su helada sepultura.

Negar, volver,  cegar la luz repente,
sobrescribir el miedo  y la cordura,
abdicar del fulgor evanescente.

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