miércoles, 7 de diciembre de 2011

Amanecer (Soneto 596)


Al abrir la ventana cada día
de mi casa en la cima encaramada,
se divisa la sierra dibujada
por los rayos del astro en su osadía.

El monte muestra así su crestería,
su silueta precisa y azulada,
sus cúspides de efimera nevada,
la capa de su abrupta demasía.

Las nubes, cobre y perla, filtro de oro,
telón de fondo gris de la función,
quieren participar en la alba gala.

Y el cielo, iluminado en el trascoro,
enseña sus azules con unción,
dando gracias al sol que lo acicala.




 

1 comentario:

  1. Hermoso lugar, fuera de la aglomeración humana, desde el que puedes disfrutar de la naturaleza con toda su belleza, afortunado.
    Un abrazo.

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