viernes, 25 de junio de 2010

La margarita (Soneto 65)


Te imputan ser la flor del indeciso,
de aquel que quiere que su amor le quiera,
pretendiendo respuesta muy certera
para estar, por si acaso, sobre aviso.

Pues contigo averiguan de improviso
si el ser amado es una quimera,
o está presto a entregar su vida entera
o bien hará, sereno, caso omiso.

Por eso por el tallo te sostienen
y te arrancan tus pétalos albinos
alternando preguntas anhelantes.

Al menos los amantes se entretienen,
pese a que no dependen sus destinos
del azar de tus pétalos radiantes.

Embobados errantes:
si otro corazón por ti se excita,
no te lo va a decir la margarita.

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